sábado, 28 de julio de 2007

... de paso ...
El agua más que caliente resbala por mi cuerpo bañado un poco antes en sudor. Descanso un poco, sola bajo el agua, con la esperanza de que sea suficiente con agua para ahogar las penas y arrastrarlas por la coladera. A lo lejos, no tanto, distingo unos gemidos y una cama que rechina y pega contra mi pared, me pregunto si me habrán escuchado cuando fue mi turno. Alguien, no importa quien, se mete a la regadera a hacerme compañía. Me adhiero a su cuerpo. No tengo idea quien es, pero está ahí. El acaba de pecar con cuerpo, alma y corazón, yo no peque, no incluí ni alma ni corazón y para mi el cuerpo es solo cuerpo. Lo mio es simple soledad.

... de pronto ...
La primera vez que salí de ahí intente por todos los medios ocultarme, que nadie se entere. Salimos en el auto familiar con asiento para bebe en la parte de atrás y ni me inmuto. Nadie me nota, quizá me he vuelto un poco invisible cada día. Lo mio no es por dinero, lo de él no es por amor. Enciende la radio y una canción que jamas había oído me remite a ti, no tengo claro si por la letra o porque es tu cantante favorita, solo sentí tu presencia en ese instante. Sonrío para mi y no digo palabra, me siento un poco menos sola y un poco mas satisfecha; lo del cuerpo es solo cuerpo ahora hablo del alma.

... de nada ...
Camino a casa con el pecado a flor de piel él hace platica sobre su vida que no me interesa, yo sigo pensando en ti. Llego a casa y nadie me nota. La invisibilidad me atormenta solo un poco. Me recuesto en mi cama de mujer soltera, niña de casa y esa sensación de nuevo recorre mi piel. Acabo de saciar lo del cuerpo, pero tengo el alama medio desnuda. Tu en mi mente y sólo ahí. Me toco un poco, te extraño. Imagino que se sentirá que me beses y me toques, no lo logro.

... de cualquier forma ...
Me atormenta la idea de decirte a gritos que soy tuya en silencio y que lo sepas. De no hacer nada al respecto, saber que no te soy indiferente y que mi sentimiento es recíproco. Estas más solo que yo y sabes que quiero hacerte compañía. En el fondo sin decirlo ambos tenemos la certeza que lo sabemos. Ninguno lo dirá, la regla entre nosotros es no perder la cabeza pues arriesgamos el corazón. Me consume una cosquilla en el pecho, donde habitaba lo roto, que me dice que tu sabes lo mismo que yo tan bien como yo misma acerca de ti, jamas lo dirás. Eso para mi si es pecado, estamos dejando morir el alma y el corazón. Pasaré las noches como hasta ahora deseando que tus señales sean más claras, aun cuando más sea demasiado, y así poder entenderte y decirte que también lo sé y lo siento y que eres tu y que aun que se que lo sabes te estoy esperando dándote tiempo y espacio.

... de qué ...
Seguiré viendo hombres que no me convienen en publico y a escondidas y tu seguirás enamorándote de mujeres misteriosas en el café. Seguiremos mintiéndonos con las palabras, sobre todo con las escritas, y cada vez menos con las miradas. Seguirás siendo tú.

lunes, 23 de julio de 2007

...de cabeza...




...empezando a pensar en serio...

domingo, 22 de julio de 2007

Y vivieron...

Me declaro fan de las películas rosas y de los cuentos de hadas, de mojarme cuando llueve y de tomarme la vida con poca seriedad. Los cuentos de hadas comienzan siempre en la parte trágica y terminan cuando empieza una relación, supongo que para no mostrar que al final todos somos humanos. Entonces resulta que el amor no viene de las entrañas, mucho menos de las víceras. Hay que empezar en el proceso cerebro-intelectual y después de eso perder el control y dejarse llevar es mas simple. No tengo idea de que estoy hablando esta noche, es simple verborrea.

jueves, 12 de julio de 2007

Un cuento de esos

Erase que se era, una hormiguita como todas las hormiguitas, chiquita trabajadora y bastante monótona. Creo que era la la hormiguita que se rió de la cigarra mientras se moría de frió y hambre, que por floja. Total, la cosa es que esta hormiguita que se llamaba Leonor un buen día se cansó de hacer todos los días lo mismo, así que decidió salir al mundo y cambiar de profesión. Caminando hacia ninguna parte, pensando en cual sería ahora su modo de vida, de pronto lo tuvo todo muy claro. -¡Taxista,quiero ser taxista!- se dijo, así que busco a su amigo Panchito, un abejorro de la tercera edad que hacía tiempo se había retirado. Leonor alguna vez escuchó que le iba bien, que inclusive había formado su propio negocio.

Después de caminar durante horas, dio con la casa de Panchito, era una casa lujosa. Toco el timbre y una garrapata con corbata de moño le abrió la puerta, le dijo que en seguida le comunicaría al "señor" de su presencia. Panchito atravesó la enorme sala y recibió a Leonor con un fuerte abrazo. Después de tomar dos copas grandes de miel, Leonor le explico sus planes. Panchito no pareció ponerle mucha atención a lo que decía. La miró fijamente y finalmente comentó: - mira Leonor, cuando la reina me llamó para decirme que ya estaba viejo y que ya no le servía, pensé que el mundo se me acabaría y realmente me fui para morir solo y en paz, aquí me encontré con una señora que me cuidó cuando yo era pequeño, ella había venido porque jamás se sintió una abeja de verdad, ella en su interior sabía que su destino era otro. Cuando le conté lo que me había hecho la reina me dijo que estaba a punto de morir pues el invierno se acercaba y sería el ultimo. Así que me dejo todo lo que ves aquí, con la promesa de que ayudaría a otros insectos a cumplir sus sueños fuera de sus colonias. Desde que ella murió hasta hoy, tu mi pequeña Leonor eres la única que ha venido a verme. Puedes quedarte aquí conmigo y cuando yo muera te pido lo mismo que en su momento nana me pidió a mi.-

Leonor se quedo a vivir con Panchito manejó su taxi y el día en que Panchito murió el le dijo lo mismo que su nana le había dicho en su lecho de muerte:-Leonor, nunca olvides la promesa, porque estamos aqui en el mundo para vivir la vida cada quien a nuestro modoy disfrutar de todo lo que nos rodea.

En la actualidad Leonor alberga y cuida a tres mosquitos huerfanos que encontró en uno de sus recorridos en el taxi.

domingo, 8 de julio de 2007

El día que nacieron todas las flores

Me encanta celebrar mi cumpleaños, esa cosa de sentir que al menos un día la reina soy yo. Este año cumplí la nada despreciable cantidad de 25 años, toda una vida. La celebración ha durado tanto que he llegado a sentirme apabullada y de cuando en cuando mis mejillas se han sonrojado. Los regalos han llegado de a poco, la mayoría afortunadamente arrancados del corazón de los de cerca. Sin perder la costumbre, me quedé dormida a media fiesta, así de relajada me sentí todo el día. Gracias a los que cooperaron para hacerme el día. Gracias a los de las mañanitas insistentes como nunca, a los de cariño, los de las fotos, los de las llamadas particularmente especiales, los de los regalos en exceso costosos, los de la comida, los del pastel, el de las rosas y el poema, los de los mensajes, los que pensaron en mi, etc. Me siento tranquila y en paz, así quería que pasara mi cumple y así fue. Y bueno mas o menos así fue mi cumple. Por cierto además mi alma futbolera agradeció el marcador de México en ambos partidos de hoy, gracias muchachos.






































Pa´ mi

En este simil de trapo
donde la esperanza se cuela
se te pide buscar principes
sin dejar de besar sapos, Pamela

Pero principes deseo
en estos versos que atrapo
encuentres en el paseo
no obstante cambien a sapo

Hazle caso a Don Renato (Leduc)
el que nunca perdió piso
sin miedo, sin recato
sin prejuicios, sin permiso.


Felices veinticinco


*Alejandro Matínez, regalo de cumpleaños en una servilleta, acompañado humildemente con un ramo de rosas

miércoles, 4 de julio de 2007

Iré

Me pongo mis botas como si fuera la primera vez, me recojo el pelo en una cola alta y me decido salir. No sé exactamente a donde voy, lo que sé es que será un buen lugar. Soy una de esas personas raras, que cada vez hay menos, que disfruta más de la tranquilidad del campo que de la incivilizada civilización. A caminar se ha dicho.

domingo, 1 de julio de 2007

Me he vuelto a enamorar,
hoy como por tercera vez.
Podría enamorarme una vez cada día,
podría ver a mi compañero de banca
y sembrar una ilusión,
caminar entre tanta gente
y voltear a ver a "ese" especial.
Sería tan fácil enamorarme cuando suena mi teléfono,
o cuando prendo la computadora y establezco un lazo,
a través de la distancia y del frío monitor.
Podría escudriñar el pasado
y enamorarme del reciclaje.
Podría enamorarme cada que lo recuerde,
que lo mencione.
Mi corazón se hincha al pensar
en una u otra cosa,
o en algún alguien.
Lo cierto es, que no me importa
enamorarme de cuando en cuando,
lo he elegido como pasatiempo,
mientras te decides a mirarme
y a enamorarte de mí.