martes, 20 de noviembre de 2007

Para toda la vida


¡Sí acepto! Entonces por alguna inconsciente razón me di cuenta que el resto de la vida es demasiado tiempo. Acepté los términos, las reflexiones y con ello las consecuencias que esto llevaba consigo. Por el resto de la vida, así será.

Cuando sin decirlo me lo dijiste, lo acepté de inmediato. Primero te dí el beneficio de la duda, después hice que me juraras que la decisión era para siempre, asentiste y asumí. En la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, así debe de ser. Entonces nos comprometimos. Juramos, nuestras acciones dijeron lo que nuestras bocas jamas se atreverían a decir. Para toda la vida.

Sabíamos de sobra que habrían momentos buenos y malos, que no sería fácil, que a veces hasta podríamos estar al borde del arrepentimiento. Lo mas importante es siempre no claudicar, sostener la decisión, algo que solo juntos podríamos hacer.

He decido vivir sin ti por el resto de mi vida. A esto nos orillamos. La mejor decisión. De mutuo acuerdo. Para toda la vida. Que Dios no una lo que los hombres están dispuestos a separar. Viviremos felices por siempre. Gracias.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Porque me dejas mal de todo a todo, porque me muero de frío y te miro partir, porque me siento tan vacía, tan sola, tan abrumada, tan desesperada.

Es porque estoy hasta la madre de estar mal, de extrañarte, de quererte aquí.

No te soporto y ni si quiera quiero quererte, te necesito lejos, más que invisible.

Estoy formada en la fila de los perdedores, de los que ni se les ve ni se les ama.


Sola estoy y no es por ti, ni aun por tu ausencia, más por tu presencia, menos por mi.

Al carajo contigo y conmigo, pero sobre todo con esto que me esta matando, esto que no tiene nada que ver con ausencias ni con presencias, ni con nosotros, esto que me perfora el alma ausente y el corazón en retazo, esto que ya no se como llamarlo pues de no estar también me sentiría vacía.

Porque me lo merezco.