sábado, 14 de marzo de 2009

Dichos para SER


Dime con quien andas... La historia de las personas se pude contar por la gente que los rodea y todas las versiones acerca del mismo alguien. ¿Por dónde empezaría la mía? Quizá me convendría que todas las personas distinguidas que en al`´un momento han sido gentiles conmigo la contaran. Sería una mentira. No puedo pedirle a mis amigos del inframundo que hablen, esa sería una historia demasiado honesta, y hay quienes (la mayoría) no están listos para saber el cúmulo del todo de lo que soy. A mis iguales sería tan simple pedirles unas palabras para explicarme, sin embargo ellos no se sienten iguales a mi porque saben que en el fondo existe mi inframundo y mi lista interminable de gente bonita que me cuida, y aun no sé cuál les aterra más.


Lo que se ve... Soy una mujer común. Me visto bonito para salir, a veces me maquillo y gozo enormidades viéndome al espejo con mis jeans, mis tenis y esa enorme sudadera de tianguis que es mi favorita. Cuando me pongo falda para una ocasión especial suelo disfrutar como miran a través de las medias y por encima del tacón ese tatuaje que tengo en el tobillo derecho. Una mujer joven de clase media alta que se codea con cualquiera. También me satisfacen los pantalones muy a la cadera que dejan ver mi tatuaje del coxis. Pero las caras, lo que mas disfruto son las caras, a veces si me peino y me maquillo mucho y me subo en tacones, de los que rompen tobillos, y me hago peinados de salón y a veces, la mayoría, salgo tal y como me desperté y me siento muy linda y dispuesta a enfrentarlo todo.


Es de sabios... Dice mi abuelita que uno se debe arreglar para los demás más que para uno, que los demás son los que te ven todo el tiempo. No es que una sea descarada, ni aprovechada, pero una sabe cuando vestirse y para quien, como hablar, como moverse, que decir y en esencia sigo siendo la misma.


Siempre hay un roto... Él debe saberlo. No despierto con maquillaje y de ser posible lo evito aun ya bien despierta. Todos deben saber que hay días en que no soporto caminar de puntitas y que no dejo de ser princesa cuando me pongo el mameluco para dormir, aun cuando duerma acompañada. Que no dejo de ser yo por vestir Prada y que disfruto del Paloma Piccaso incluso cuando ando de short y huaraches. Sobre todo que mis tatuajes no se borran cuando uso vestido de noche y que los trajes sastres me parecen un tanto aburridos. Que me esfuerzo tanto para vestirme, que caí en cuenta que aun no estoy lista para un pantalón de vestir.