martes, 31 de mayo de 2011

Lo dejo todo, me voy, no quiero escribir más.


Entre mujeres sabemos que las crisis siempre las paga el pelo, en mi caso no. Mis crisis las pagan las letras.


Como sutil atormentado buen escritor leyenda, sólo puedo escribir cuando algo terrible me sucede y dejo de escribir cuando algo aun más terrible de pronto pasa. Esta vez he vuelto a las letras, o las musas a mi, no sé si por la primera o la segunda razón. No importa. Heme de vuelta. Al final del día siempre quedan el lápiz sin punta y el papel, o lo que es lo mismo, mi laptop arcaica con el plasma roto y la inquietud de mis dedos en el teclado, hartos de haber pasado de página en página entre las redes sociales y cuando ya no nos queda nada más que ver hacia adentro y empezar a vomitar hacia afuera, por fortuna. Bendito quien inventó los blogs, como dígito terapia. Benditas las frustraciones y las crisis que orillan a la gente a vomitar empezando por el índice y el meñique. Bendita la gente mala que te obliga a escribir en metáfora para asumir que no son tan listos para entender que es de ellos de quien se habla. Benditas figuras literarias y lugares comunes. Bendito calor infernal que te obliga a quedarte en casa y frente a la computadora.


En fin, el hecho es que las letras vuelven a mi como catarsis hasta nuevo aviso.


Bienvenida de vuelta a mi blog.