domingo, 20 de enero de 2008

La soledad es una dura coraza que nos hace encontrar compañía donde no la hay. Soy representante vívida de los síndromes y procesos causados por este mal. Soy la mujer que espera en casa al hombre que no se decide a llegar. La abnegada, la buena mujer. La que no blasfema ni maldice, la de horarios y rituales catoliquísimos.

Jamás me sentí tan sola, pues tenerte en ausencias, me hace prometer y casi jurar que estoy dispuesta a ser por ti todo lo anterior. Aunque ambos sabemos que no lo haré. Es entonces donde preferiría perderte y seguir siendo portarretrato de la soledad
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