lunes, 7 de mayo de 2007

Naturalmente


En este lado del mundo, las mamás nos enseñan a todos desde pequeños la distancia que debemos guardar respecto a nuestras partes privadas, sobre todo la que deben guardar los demás. A las niñas nos enseñan a sentarnos con las piernas bien cerradas, a no tocarnos, ya se porque es malo o porque "nos puede dar algo". El sexo en pleno siglo XXI no es un tema permitido en la sobre mesa, mientras menos se mencione es mejor. No suelo salir desnuda de la regadera, aun cuando solo vivo con mi madre, pero ella tampoco lo hace. Es mas ni siquiera se me da mucho eso de los escotes y las mini faldas, ¿que tienen que andarme viendo los demás mis cositas?

Este es un país donde el Señor Presidente esta sentado a la derecha del padre... Norberto. ¿Donde mas podría sentarse ese señor sino a la derecha? Mi país esta dominado por mujeres que solapan a los hombres, y eso también se aprende en casa. En cada casa hay un señor Jesucristo, todo poderoso, resucitado de alguna borrachera y no importa lo que pase terminara en brazos de alguna Magdalena. Así pues, siguiendo la tradición, en los altos mandos la gente que toma las decisiones y hace las leyes de este país (en su mayoría hombres), decide acerca de lo que podemos o no hacer con nuestro cuerpo las dulces mujercitas que preparan los chilaquiles post-peda.

Casi 20 mil hombres y mujeres desnudos pueden borrar la historia. De pronto todos somos igual de vulnerables, respetados y respetuosos. Entonces Adán y Eva no piensan en comer el fruto prohibido, pero asi desnudos presuponen que de haber tomado otra decisión ni Caín ni Abel existirian, podrían concretar sus proyectos, y Abel no hubiera sido asesinado por su hermano. Gritan consignas esperando que Norberto o el que se sienta a su derecha los escuche. No hay pobres ni ricos, solo desnudos.

No me desnude por morbo, por moda, por borrega ni por pro. No me desnude para ser diferente, ni si quiera para ser igual. De haber sabido que ser igual me haría sentir tan bien, lo habría hecho antes. Jamas me sentí tan linda, tan cuidada, tan querida, tan acompañada, tan yo. Por un largo, largo rato fui única, tan única como lo eran los demás. Dios creo al hombre de barro, mi gente es del color del barro.

Pero todo se agota, la ropa y el pudor nuevamente cubría nuestros cuerpos y rostros, vestirse rápido "no me vayan a ver". Todo vestidos, todos portando nuevamente las mascaras, ya no eramos uno, nos volvimos miles otra vez. En mi corazón se que todos cambiamos después de lo sucedido, ahora todos los que nos vimos desnudos somos diferentes. Ahora somos mas humanos.

1 comentario:

Alfredo Carrera dijo...

Yo no concuerdo mucho con algunas ideas de tu texto, pero creo que es bueno y simplemente son posturas diferente. Ta bueno.