martes, 20 de noviembre de 2007

Para toda la vida


¡Sí acepto! Entonces por alguna inconsciente razón me di cuenta que el resto de la vida es demasiado tiempo. Acepté los términos, las reflexiones y con ello las consecuencias que esto llevaba consigo. Por el resto de la vida, así será.

Cuando sin decirlo me lo dijiste, lo acepté de inmediato. Primero te dí el beneficio de la duda, después hice que me juraras que la decisión era para siempre, asentiste y asumí. En la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, así debe de ser. Entonces nos comprometimos. Juramos, nuestras acciones dijeron lo que nuestras bocas jamas se atreverían a decir. Para toda la vida.

Sabíamos de sobra que habrían momentos buenos y malos, que no sería fácil, que a veces hasta podríamos estar al borde del arrepentimiento. Lo mas importante es siempre no claudicar, sostener la decisión, algo que solo juntos podríamos hacer.

He decido vivir sin ti por el resto de mi vida. A esto nos orillamos. La mejor decisión. De mutuo acuerdo. Para toda la vida. Que Dios no una lo que los hombres están dispuestos a separar. Viviremos felices por siempre. Gracias.

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