Suelo ser una de esas personas torpes que tienden a tropezar consigo mismas. Se me caen las vajillas ajenas de las manos y me apeno. Estropeo lo que toco y eso me avergüenza. Nada es a propósito, sin embargo vivo disculpándome por lo que hago y lo que seguramente haré. Soy una de esas personas. Entonces llegan otros que rompen lo mio, no digo nada, sé que a veces no es intencional, sin embargo esa gente no ofrece disculpas y eso es malo, los pedacitos de roto son difíciles de barrer, siempre queda alguno oculto en el suelo limpio. Me quedo con los pedacitos de roto que alguien más viene a romper. Y duele. Siempre ando descalza.
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