miércoles, 22 de agosto de 2007

Por fin amaneció


Recuerdo el momento preciso, ese instante mientras jugábamos a no importa que. Esa canción que sonaba y con la que casi lloras. Maldita la hora en la que mi cuerpo y mi cariño te sirven de paño de lagrimas, maldito el momento en el que te sientes tan feliz a mi lado que entonces empiezas a hablar de ellas, maldito el día en que me encontré contigo, en que te tuve confianza, en que hablabas como en clave de cosas que suponías que yo sabia, mi mala suerte me llevo a tus brazos y después nada queda claro. Mi vulnerabilidad y mas la tuya, ahora lo entiendo, nos llevo a entregarnos mas que la confianza, y ahora eso es lo que está mal.

Si mi madre supiera, si mi familia se enterara, si los viejos amigos me vieran, pero en este momento todo es muy distinto, en este momento traigo cargando como siempre los problemas que aun sin ser míos me los apropio pues me importas. Tengo la solución en las manos de tu felicidad que sin dudarlo no seria la mía. Y es que no soy una buena mujerzuela, no me sale el papel de cualquiera, porque a cualquiera le entrego el corazón que no las nalgas.

Entonces te traigo en la mente mas que en el corazón, entonces recuerdo cada momento cada palabra, mucho mas aquellas que no debiste decir porque admito que me lastimaron un poco. No puedo sacar de mi mente tu imagen adolorido casi al borde del llanto con esa canción, esa maldita canción que era de mis favoritas y ahora resulta que al escucharla te evoco, con ese dejo de tristeza en los ojos, con esa impotencia en las manos, esas manos con las que mas tarde me tocabas jurando que a mi lado eres feliz.

Esta niña, que me insistes niña y me cuidas como si me fuera a romper. Esta dama que declaro también es mujer. Este ser yo la que no soy cuando estoy a tu lado pues como niña seria bueno seguirme comportando para que tu sientas que es tu deber cuidarme, y es que a eso te gusta jugar con la gente con la que te relacionas, el hombre todo poderoso que viene a salvarnos a todos los que nos colamos en alguna pequeña grieta de tu corazón, entonces es tu deber, entonces te toca a ti. Pero la historia se repite y se ha repetido ya en algunas ocasiones, pues cuando sale el sol volvemos a nuestras vidas a lo de siempre y de esta niña te queda nada más impregnado el olor. Olor a mujer que no a niña.

Cada día igual, todos tan similares al anterior, pues hasta el sol, sigue saliendo por el mismo lugar y al final se esconde por donde siempre. Pero es entonces en medio del hastío donde me recuerdas, donde te resulto carne fresca que puede ser posible obtener. Entonces tienes conmigo esos baños de lo nuevo de lo que ya no recordabas de lo simple, pues siempre es mas fácil cuando quien duerme junto a ti no espera nada y simplemente se entrega. ¿Por cuánto tiempo? Si tu en tu corazón deseas ferviente que aquella que se ha ausentado vuelva pues sin esperarlo esperas que sea quien esperabas, pues cuando se ha tenido una vida en la que realmente no se ha encontrado el amor cuando lo encuentras te aferras a el como la gran oportunidad, pero y tú y tu vida y nosotros. ¿Existimos acaso nosotros en toda esta historia? O simplemente soy el manantial en medio del desierto en el que decides detenerte a tomar un respiro.

Injusto resultaría entonces no hablar de mi que he sido parte importante de tu juego, pues soy protagonista y antagonista pero jamás seré ni tu estación ni tu tren. Lugares tienes ocupados y recuerdos aglomerados yo solo voy de paso. Pase a ver como serian las cosas por aquí y aun cuando para mi pintaban bien tu tomaste la decisión de que no pintaran. Me quedo igual que al principio, un poco mas experta, un poco mas desperdiciada y mucho mas sola que antes, porque resultaste como el resto que al final resulte desechable.

Pongámonos encima la vida, dejemos de estar desnudos, todo se termino y sigamos adelante. Al cerrar la puerta ninguno de los dos existimos más. Sigue con tu vida de hombre bondadoso yo seguiré con la mía de niña generosa mujer del pueblo y a la vez de nadie.

Fue un placer conocerte y me siento afortunada de poder despedirme.

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